Fundación AMÁS

Nutrición, calidad, sanidad e investigación: un engranaje culinario que sirve más de 1.500 platos diarios

David, ayudante de cocina de la Fundación AMÁS removiendo un cucharón en una olla.

Cada mañana, antes de que el sol termine de desperezarse en Alcorcón las cocinas de la Fundación AMÁS ya están en marcha. El sonido de los cuchillos sobre las tablas, el vapor que sale de las ollas o las voces del equipo que se cruzan con alegría. Todo ello forma parte de una especie de ‘coreografía silenciosa’ que se repite diariamente con un propósito que va mucho más allá de preparar comida.  

Más de 1.500 personas disfrutan diariamente de los menús preparados en estas cocinas. Ya sea quienes reciben atención en los centros de la Fundación o quienes desempeñan su labor profesional en sus instalaciones, todos confían en este servicio. Estas cocinas reciben valoraciones diarias por parte de los usuarios. Durante el último año, el nivel de satisfacción alcanzó una media superior al notable alto y se sirvieron más de 325.000 menús. 

Aunque el funcionamiento diario se asemeja al de cualquier cocina profesional, hay un ingrediente que lo transforma todo: adaptarlo a las personas con discapacidad. Borja Bachiller, director gastronómico de la Fundación, lo explica con total transparencia. “El día a día de estas cocinas se organiza igual que cualquier otra, solo tenemos un poco de inclusión y adaptamos los puestos de trabajo a las personas con discapacidad. Por lo demás, es rutinario, se organiza con mucha antelación y cariño”. 

Esa antelación, por ejemplo, se traduce en que, en pleno mes de septiembre, desde las cocinas de la Fundación AMÁS, ya preparan la época navideña. “Ya estamos organizando la Navidad. Ya tenemos hechas las negociaciones con los proveedores, así como las recetas que cocinaremos esos días tan importantes para todos”, detalla Borja. 

Y ese cariño se nota en cada rincón de estas cocinas inclusivas. El equipo, formado por 21 personas, ocho de ellas con discapacidad, prepara más de 1.300 platos al día, 1.000 para las comidas y 300 para las cenas, con 45 dietas estrictas para las personas que lo necesitan.  

Ayudante de cocina realizando su trabajo,
Durante el último año, el nivel de satisfacción de este servicio alcanzó una media superior al notable alto y se sirvieron más de 325.000 menús

Excelencia gastronómica con un propósito 

La cocina funciona como un engranaje preciso, donde cada pieza tiene su lugar. Y lo hace los 365 días del año. Borja lidera una gestión que va desde la selección de materias primas hasta la innovación culinaria. Pero no lo hace solo. Detrás hay un equipo que incluye departamentos de calidad, sanitario, nutricional o de investigación.  

“Los estándares que tenemos son muy altos. Tenemos un equipo muy grande y son varios los equipos que participan en ello”, detalla Borja. Además, la Comisión de Salud y Bienestar vela para que cada decisión tenga en cuenta el bienestar físico y emocional de todo el mundo. 

La Comisión de Nutrición y Bienestar es un grupo interno de la Fundación que se activa únicamente cuando surge algún problema crítico o una duda urgente que requiere solución inmediata. En ella participan el departamento médico, el responsable de los centros, el área nutricional, la dirección de cocina y, según el caso, también pueden intervenir logopedas, la dirección general o cualquier otro perfil necesario.

Borja no solo lidera las cocinas de la Fundación AMÁS, también se deja transformar en ellas. El contacto diario con su equipo le ha enseñado a mirar con humildad. En sus palabras se percibe una profunda admiración por quienes le rodean.  

Personas que, más allá de sus funciones, se entregan con una implicación que desborda lo profesional. “Las ideas más grandes no han salido de mí, han salido de mi equipo. Confío ciegamente en él”, afirma. Aquí el ambiente que se respira es de respeto, colaboración y de orgullo compartido porque todo salga bien todos los días del año. No existen jerarquías impuestas, sino roles que se van complementando unos a otros.  

El director se esfuerza para que todos se sientan escuchados y respaldados. Su papel no se trata solo de dirigir, sino de estar de escuchar y de acompañar en cada momento. Además, como confiesa, no solo dirige, también aprende. “El equipo me ha enseñado a ser humilde y la sinceridad va al fin del mundo”.

“El día a día de estas cocinas se organiza igual que cualquier otra, solo tenemos un poco de inclusión y adaptamos los puestos de trabajo a las personas con discapacidad. Por lo demás, es rutinario” 

Borja Bachiller, director gastronómico de Fundación AMÁS  

Borja Bachiller, director gastronómico de la Fundación AMÁS.
Borja Bachiller es el director gastronómico de la Fundación AMÁS

David López: una vida que se transforma entre fogones 

David López es ayudante de cocina en la Fundación AMÁS. Su jornada comienza con un gesto sencillo, pero lleno de significado: llega, se pone el uniforme y saluda a sus compañeros. Ese saludo cotidiano marca el inicio de un día de trabajo que para él es mucho más que una rutina.  

En las cocinas de la Fundación AMÁS prepara guarniciones, cremas y otros platos. Confiesa que le gusta mucho lo que hace, pero lo que más valora es lo que ha aprendido en todo este tiempo, como puede ser la disciplina, el compromiso o el valor del esfuerzo. Trabajar aquí le ha dado herramientas para construir una vida mejor, más estable y plena. “Es un trabajo donde aprendo muchas cosas, me siento uno más y gracias a este trabajo puedo tener una vida mejor”, cuenta con orgullo. 

Habla con respeto de Borja, a quien considera un referente. “Es una persona que me ha enseñado muchas cosas” explica. Desde que llegó a la Fundación, ha aprendido de él no solo técnicas culinarias, sino también valores. Como él mismo confiesa, “Borja le ha enseñado a trabajar en equipo, a confiar en sus capacidades y a sentirse parte de algo importante”.  

Por su parte, Borja también valora muy positivamente la presencien de David en el equipo. “David tiene muchas ideas y muchas inquietudes. Se ha adaptado muy bien a su puesto de trabajo y lo que más me gusta de él es su creatividad”.  

“Es un trabajo donde aprendo muchas cosas, me siento uno más y gracias a este trabajo puedo tener una vida mejor”  

David López, ayudante de cocina en Fundación AMÁS  

David López, un joven con síndrome de Down, trabajando en las cocinas de la Fundación AMÁS.
David López, un joven con síndrome de Down, trabajando en las cocinas de la Fundación AMÁS

Cocinas que transforman vidas  

Las cocinas de la Fundación AMÁS son mucho más que un lugar donde preparar comidas. Aquí la inclusión, el cuidado por los pequeños detalles o el compromiso de sus empleados son los ingredientes principales de todas las recetas que cocinan.  

Detrás hay un equipo comprometido con lo que hace que, entre cucharones, bandejas y ollas, demuestran cada día que cuando se trabaja con el corazón, todo sabe mucho mejor.  

. El equipo, formado por 21 personas, prepara más de 1.300 platos al día.
El equipo, formado por ocho personas con discapacidad, prepara más de 1.300 platos al día.

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